Por lo bien que nos va.

Tiene un olor que aún no se ha inventado. A un continente aún por descubrir, pero que yo puedo oler a kilómetros de distancia.
Mostrándome su cuello perfecto, ella soñaba con un paisaje para nosotros, y yo, imaginé mis labios allí, plantados como una bandera en sus labios, la bandera de mi liberación, sintiendo allí el calor de su cuerpo.
Todo se hizo perfecto...

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